Vemos el mundo de forma horizontal. Eso es un hecho. La gravedad y nuestro ángulo natural de visión son los dos puntos que más pesan en que comprendamos el mundo como un horizonte. El concepto de la comprensión horizontal también está reforzado por nuestro acondicionamiento instintivo en el planeta. Quiero decir que, si miras hacia el suelo no hay dónde ir y si miras hacia arriba verás el cielo, conquistable sólo con aviones y otros aparatejos voladores. Por esto resulta más fácil encontrar caminos hacia adelante, atrás y los lados. ¡La dimensión horizontal!
Por tal acondicionamiento natural, las líneas horizontales son asociadas a lo estable, lo seguro y sereno. Por otro lado, las líneas verticales suelen expresar conceptos casi opuestos. Una vertical te transmite más dinamismo, más rigidez, sensación de inestabilidad y puede generar emociones contradictorias, por lo que no es raro encontrar más disruptiva una foto en formato vertical que una en formato horizontal.
Lo cierto es que el formato vertical tiene mucha magia, pues aunque exija mucho más en cuanto a composición, al final nos muestra el mundo de una forma en la que no lo vemos usualmente. Por eso conviene mucho aprender a usarlo bien. De esa forma obtendremos fotografías interesantes e impactantes que tendrán más oportunidades de salirse del molde y los conceptos cliché.
Ahora bien. No estoy pintando el encuadre vertical como un bicho raro ni mucho menos. Lo tenemos todos a giro de cámara literalmente. Es más, el formato vertical cobra mucha naturalidad cuando retratamos personas. Es porque al contrario de muchas otras cosas de nuestro día a día, las personas son espejos de nosotros y están en vertical. Por eso lo más obvio o instintivo cuando hacemos fotografía de personas es girar la cámara.
Sin embargo, mi intención con este post es animarte a que hagas fotografía en vertical no sólo para lo que parece obvio como una persona o un edificio. Sino que te atrevas a más y rompas con aquél instinto de por ejemplo, capturar un paisaje sólo en formato horizontal. Verás que encuentras un mundo con muchas más capas de las que creías que tenía.
Esta metáfora de las capas es fácilmente apreciable cuando haces fotografía vertical. Es debido a que cuando giras tu cámara inmediatamente las perspectivas se acentúan. No es que cambien realmente, pero tu cerebro sí va a ver mucho más espacio detrás y delante de tu foto. Es como cuando comparas dos corredores con los mismos metros en profundidad. Por más que sean igual de largos, si uno es más angosto vas a verlo más largo que el otro. ¿Me hago entender? A continuación te dejo algunos tips para aprovechar y disfrutar el formato horizontal. No quiero enseñarte muchos tecnicismos de composición, simplemente quiero invitarte a explorar:
Voltea el mundo: Si no has hecho mucha fotografía en encuadre vertical, tal vez te sientas un poco raro. Sin embargo, lo que debes tener presente es que se trata sencillamente de voltear el mundo. Todas las reglas de composición que conoces serán aplicables a tu encuadre vertical. Lo único que tendrás que asumir es el hecho de trabajar con una cuadrícula girada. Proporción áurea, regla de los tercios, de horizonte, de marco natural, de mirada, simetrías, espacios negativos, etc... todo lo que hayas aprendido por ahí te va a servir.
Ve por más: Aunque todas las reglas de composición pueden ser trasladadas al formato vertical, es importante que des el siguiente paso. Haz uso de tu ojo fotográfico y de la memoria visual que te ha dejado encuadrar en horizontal. Déjate guiar por tu sentido estético para que vayas ubicando cuáles son esos puntos del encuadre en el que te sientes cómodo ubicando a tu sujeto. Irás poco a poco identificando cuáles son los conceptos narrativos que puedes transmitir con tus fotos verticales.
Aprovecha muy bien el espacio: La verticalidad está asociada con la optimización de los espacios. Mira no más las casas y compáralas con los edificios. Podría decirse que las casas hacen parte del mundo horizontal donde los objetos se organizan de igual forma. Pero en vertical, vemos mucho espacio usado de forma ultraeficiente para que la cosa se vuelva atractiva en términos de utilidades para las constructoras. En encuadre fotográfico vertical, también deberás ser exigente en cómo usas el espacio, cómo juegas con los pesos y las profundidades dentro de la foto. Un punto importante... tal vez encuentres que es más fácil dejar espacios vacíos incómodos en vertical, que en horizontal podrían resultar atractivos. Intenta ser un poco más esquivo con estos espacios negativos en tus fotos verticales.
Usa las capas: ¿Recuerdas la metáfora de las capas? Pues úsala mucho en vertical. Esta es una de las cosas que más me gustan de girar la cámara. Mientras en horizontal normalmente juegas con dos capas de contenido en tu foto, normalmente sujeto y fondo, en vertical puedes jugar con 3 o hasta 4 capas de contenido. Esto no quiere decir que esta regla no pueda romperse. En horizontal puedes jugar con 10 capas si tienes oportunidad jeje y si ves que te gusta y funciona como concepto, pero no es lo más habitual. Veamos en ejemplo a qué me refiero. Te muestro una foto capturada en horizontal y luego en vertical para poder destacar las diferentes capas de contenido que logré identificar en el momento de la captura.
Si te fijas, pese a que la foto es del mismo sujeto, hacerla en formato horizontal me permitió dar sensación de que los objetos están apilados y de esa forma se acentúa la percepción de profundidad. Por ahora quiero dejar el post aquí. Quiero que explores este encuadre por tu cuenta y me envíes los resultados. Luego, si lo quieres, envíame un mensaje para conocer si te interesa que profundicemos más a nivel técnico sobre composición vertical.
Ensaya y familiarízate. Un buen ejercicio es fijarte en cosas que normalmente capturarías en horizontal y obligarte a capturarlas en vertical. Haz 4 fotos y compártemelas para construir conocimiento. 1 Foto de paisaje, 1 Foto de fauna, 1 Foto abstracta y 1 Foto libre. Anímate, espero tu material. Ya sabes, ¡gira la cámara!
Con cariño,
Sebastián Zerrate.
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